Las cosas muy bonitas pasan deprisa.
Las cosas muy bonitas se tienen que guardar muy dentro para que nunca se olviden.
Maestra, guardo muy dentro de mi estas horas que compartimos y que nunca olvidare.
Me fui el jueves viaje a Sevilla, ciudad que no conocía y que tuve muchas ocasiones pasadas de conocer pero nunca surgió el momento. Paliza de coche, durmiendo allí, se hacían más amenos los kilómetros para la vuelta el viernes.
Me recibió una familia normal, de las que a mi me gustan y que no por echo de ser normales se suelen ver a menudo.
Martin, hospitalario, cariñoso, amable y gracioso (como buen Sevillano) y Marina y David, educados, guapos y salerosos y la Maestra que decir de la Maestra si ya la conocía y sobradamente la conocéis.
Intente retirarme pronto para no interferir en un día que al siguiente, tenían que cumplir con obligaciones, no sin ello por lo breve, disfrutar de su amable y amena compañía.
El Viernes, primero exposición donde las emociones pasadas y futuras se daban la mano, donde el arte de Ángeles se puede sentir y vivir, comentamos cada uno de los abanicos al detalle en un lugar inmejorable y después paseos por Triana y Sevilla donde una salerosa guía me llevaba a disfrutar de su compañía y encanto.
Todo breve…todo bueno…lo mejor, me lo lleve muy dentro.
Gracias Ángeles.